Celebra el Día de la Madre con una delicia especial: una tarta de queso casera llena de amor y un toque saludable. Esta tarta está hecha de una mezcla suave de queso fresco, fresas y polvo de proteína de suero para un impulso extra de energía.
Esta delicia no solo es un homenaje delicioso a todos los momentos inolvidables, sino también un guiño a su salud.
¡Haz que tu madre brille con esta deliciosa y casera sorpresa!
Remoja las 9 hojas de gelatina en agua fría hasta que estén firmes. Luego, coloca papel de hornear en el fondo del molde para tartas.
Coloca la harina de almendra, el edulcorante en polvo (al gusto), las claras de huevo de dos huevos y un sobre de levadura en polvo en un bol. Mezcla bien y distribuye la mezcla uniformemente sobre el fondo del molde para tartas. Alisa el fondo con una cuchara mojada. Hornea el fondo durante 10 minutos a 180 grados en el horno.
Calienta la leche en el microondas o en una cacerola hasta que esté bien caliente. Exprime las hojas de gelatina y agrégalas a la leche caliente. Remueve hasta que la gelatina se haya disuelto y luego agrega las fresas. Reserva algunas fresas para decorar la tarta. Calienta la mezcla nuevamente.
Coloca todo en una licuadora y mezcla hasta obtener una mezcla suave. Agrega el polvo de proteína de suero y el edulcorante líquido y, si lo deseas, unas gotas de sabor al gusto. Mezcla hasta que tenga un color uniforme.
Agrega la mezcla de la licuadora al queso fresco bajo en grasa y mezcla bien. Deja que la mezcla se enfríe a temperatura ambiente, revuelve nuevamente y viértela en el molde para tartas. Deja reposar el molde en la nevera durante 3 horas, o hasta que esté completamente firme.
Saca la tarta de queso de la nevera y decora con rodajas de fresa. Corta con un cuchillo por el borde del molde para tartas para desmoldarla y servir la deliciosa tarta de queso.
¡Que aproveche!